Hasta el 18 de diciembre se podrán contemplar en las calles de Mislata las seis obras seleccionadas en esta edición de los Premios de Arte Público; trabajos de Juan Antonio Cerezuela, Monica Mura, Joaquín Artime, Les Cutés, Amaya Suberviola y Javier R. Pérez-Curiel. El premio de adquisición ha recaído en esta ocasión en Joaquín Artime, con la obra ‘Buena Nueva’, que habla de la visibilidad del colectivo LGTBI y saca a las fachadas el pavimento recuperado de azulejo hidráulico de casas antiguas, en forma de mensaje ensayístico
Esta edición de premios de arte público busca el diálogo en el entorno urbano y requería obras e instalaciones que hablen de la disyuntiva entre lo público y lo íntimo, o lo privado, generando una relación entre las calles y la gente; vertebrando así el pasado y el presente de la ciudad. Tras varias semanas de producción de las obras, los seis artistas seleccionados de esta edición, entre las 94 propuestas presentadas, han tenido la oportunidad de conocer el entorno urbano.
Este año, por primera vez en las cuatro ediciones de premios de arte público, las obras llegan hasta uno de los ejes peatonales más importantes de Mislata, el paseo de la avenida Gregorio Gea. Allí se ha instalado ‘Biombo’, una obra del colectivo Les Cutés, que plantea cómo un elemento común, las persianas metálicas habitualmente reconocibles como cierre de protección de escaparates, se convierten en un biombo que separa personas y permite la permeabilidad de las conversaciones, del diálogo entre viandantes.
El premio de adquisición, dotado con 6.000 euros, es una intervención repetida en tres ubicaciones de Joaquín Artime que lleva a diferentes calles del barrio de La Morería. ‘Buena nueva’ es una recopilación de citas de un libro de ensayo del escritor valenciano Juan Gil-Albert, el primer texto sobre homosexualidad en España. Las citas son plasmadas en las fachadas públicas a través de un elemento de construcción asociado a lo privado, a la intimidad: azulejos que el artista ha recogido y recuperado, dándoles ahora un nuevo uso como rótulo para un mensaje público.
Otra de las instalaciones llega a las puertas del Centro Cultural Carmen Alborch, en la misma avenida. Se trata de ‘SPAM-01’ de Amaya Suberviola, una obra que hace uso de un soporte similar a los que habitualmente se utilizan para la promoción y la publicidad, un marco de aluminio que alberga en esta ocasión una superposición de pinturas, como si se tratara de ventanas en un escritorio de ordenador. Habla de cómo el continente manipula el sentido del contenido, en este caso, una obra de arte sacada al exterior como un anuncio.
La comisaria de la edición, Alba Braza, hace hincapié en que “estas abarcan desde objetos cotidianos modificados del espacio público, en uso y en desuso, hasta instalaciones que ponen en el foco de atención en diversos colectivos, como los refugiados acogidos por el CAR”. Es el caso concreto de la obra ‘El que hem perdut’, de Juan Antonio Cerezuela. Se trata de mensajes escritos sobre un muro, con la participación de refugiados residentes en el centro de acogida de Mislata; expresiones que se plasman con pintura invisible, solo legible bajo una proyección fotoluminiscente. El espacio público presenta a través de esta acción artística algunas narrativas personales de personas migrantes.
La artista italiana Monica Mura lleva a las calles del casco histórico una obra colaborativa, ‘Elles compten’, un ejercicio mediante el que 47 mujeres de la ciudad salen del anonimato y dan la cara en balconeras de gran formato. Heroínas anónimas, que pueden ser madres, hermanas, hijas, y que se suman a las mujeres de diferentes partes del mundo que son ocultadas; luchando conjuntamente con la propia artista por la igualdad de género y la visibilidad.
Por último, el artista Javier R. Pérez-Curiel presenta su obra ‘Hito/Cruz’ próximo al Centre Jove El Mercat. Se trata de una reutilización de elementos en desuso: cristales serigrafiados de antiguas cabinas telefónicas. Aquí, protegidos por cadenas, adoptan la estructura de una cruz como signo universal para marcar un punto. La obra habla de cómo ha cambiado la tecnología del teléfono, afectando a nuestro entorno y a la manera de relacionarnos. Las cabinas, como servicio público, se han convertido en objetos abandonados, invisibles por la ciudadanía.
Para el alcalde de la ciudad, Carlos Fernández Bielsa, “nuestra Biennal apadrinada por Miquel Navarro se ha consolidado en esta cuarta edición de arte público, y ofrece reflexiones y acciones de participación vecinal muy interesantes. Damos sentido y riqueza a lo público, a los espacios urbanos y a la manera de compartirlos y observarlos”. Y ha destacado el aumento de premios y honorarios respecto a la anterior edición de 2020, “con lo que hoy Mislata es una ciudad puntera en la creación, en la iniciativa cultural, y en el apoyo y difusión del arte contemporáneo, como símbolos inequívocos de libertad”.
El 18 de noviembre se hizo un recorrido inaugural con los y las artistas para que explicasen al público sus intervenciones y sus producciones artísticas para la ciudad de Mislata. Durante las últimas semanas de año, la Biennal se seguirá activando con visitas guiadas para grupos, y actividades relacionadas con esta convocatoria promovidas por la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Mislata.